David Lázaro | WELLTECH

Sostenibilidad e Innovación Tecnológica

El sector inmobiliario no destaca particularmente por su predisposición al cambio. En ciertos estratos o áreas del real estate, seguimos anquilosados en viejos modelos que, si bien siguen funcionando, en el sentido de que consiguen los objetivos propuestos, empiezan a perder la batalla de la eficiencia.

Las empresas inmobiliarias empiezan a entender que sus clientes y usuarios han cambiado y, por tanto, el producto que ofertan también debe hacerlo. Ya no nos conectamos a internet, sino que vivimos conectados y esto significa que los productos inmobiliarios tienen que estar adaptados e incluso ser capaces de desarrollar la conexión y la propia tecnología para hacerlo.

Promotores, constructores y proveedores de servicios alrededor de un concepto llamado “espacio” de viviendas, oficinas, hoteles, centros comerciales…están en postura reactiva ante este cambio de la demanda. A la banca hace unos años no le parecía buena idea tener una banca por teléfono, cerrar oficinas y cambiar el modelo de negocio. Los bancos hoy son clientes del 48% de las fintech. El modelo de banca comercial se está reinventando (segmentación de clientela: clientes de valor) y no porque ellos quieran (cada vez lo está demandando con más intensidad ese cliente que aboga por la omnicanalidad). Algo similar pasa en el mundo inmobiliario, en el que las grandes inmobiliarias, para determinados nichos de su negocio comienzan a ser clientes de las proptech (o las comprarán en el futuro).

Las nuevas tecnologías cambian a los clientes y son los clientes quienes obligan a las empresas a cambiar.

Para que un nuevo producto o servicio tecnológico consiga atraer de forma consistente a las masas, debe hacer la vida de los clientes mucho más sencilla, más productiva, más cómoda, más divertida y con menos riesgos. Además, debe hacerlo en cada una de las fases: compra, entrega, utilización.

Ya estamos viendo como los clientes, usuarios finales del espacio, están impulsando a las empresas inmobiliarias a evolucionar en 5 grandes bloques:

  • Relación con los clientes, mejora de la intermediación y comercialización inmobiliaria
  • IoT – Internet of the Things – la eficiencia energética y el confort de los usuarios
  • Planificación y gestión del activo
  • Mejora de los procesos – la importancia de sistematizar el Dato, estandarizar con el software y la tecnología de proceso
  • La construcción o la arquitectura, ahí tenemos la tecnología BIM que por ejemplo nos permite reducir costes por los errores, márgenes e imprecisiones y desde luego ahorrar tiempo

El reto que tiene por delante el sector inmobiliario es la falta de entendimiento, quizás por la brecha generacional entre los “elefantes” y las “gacelas”, las “canas” y las “ganas”, las empresas inmobiliarias patrimonialistas con miles de m² y las StartUps con miles de ideas y capacidades.

El sector tiene capacidad tecnológica más que desarrollada. Lo que falta son perfiles de “traductor” encargados de introducir y aplicar la transformación.