Jaime Martín-Barbadillo
Gerente de Grandes Cuentas de Belbex

¿Seguiremos utilizando oficinas dentro de veinte años? ¿Cómo van a afectar las tecnologías ya existentes y las que están por llegar al mercado de oficinas? Desde esta perspectiva, deberíamos plantearnos otra pregunta previamente ¿cómo será nuestra sociedad en diez, quince o veinte años? y ¿cómo condicionará esa sociedad la forma de utilizar las oficinas?

El sector inmobiliario es tradicionalmente resistente al cambio. En nuestra industria evolucionamos y tomamos decisiones, para nosotros innovadoras, años y hasta décadas después de que otras industrias hubieran emprendido ese camino. Paradigma de innovación, dentro un orden de industria clásica comparable a la nuestra, es la industria del automóvil que hace más de 40 años que dispone de cadenas de producción robotizadas y cerca de 20 años que dota de lo último en tecnología a los coches que produce y vende. En comparación, el sector inmobiliario sigue construyendo con procesos poco industrializados, casi artesanales y en los inmuebles de nueva planta encontramos un progreso respecto a los de épocas pasadas, pero no podemos afirmar que ese progreso esté alineado y sea acorde a la evolución social y tecnológica.

Cuando nos fijamos en el segmento de oficinas en España, observamos que actualmente está sometido a varias fuerzas que lo presionan desde varios ámbitos y que están consiguiendo una evolución bastante apreciable. La sostenibilidad de los inmuebles, demanda de espacios de trabajo compartidos y flexibilidad laboral, son algunos ejemplos de las tendencias que están transformando el mundo de las oficinas. Pero cuando entramos a analizar los cambios mencionados anteriormente, vemos que todos ellos son reactivos y de adaptación a un cambio de tendencia ya consolidado e importado de otros países que marcan el camino a seguir. No obstante, esta reactividad empieza a no ser válida. El mercado ya está penalizando la falta de previsión ante los avances tecnológicos y la carencia de anticipación ante los cambios de tendencia.

Analizando las nuevas exigencias del cliente, sería necesario meditar sobre asuntos tan peliagudos como la flexibilidad en los arrendamientos para definir la duración y condiciones de los contratos en función a las circunstancias de negocio del arrendatario. La transparencia total del mercado, lo que supone publicar precios de cierre actuales e históricos, condiciones de los contratos de arrendamiento, listados de arrendatarios, etc, son prácticas transgresoras en España, casi tabú, pero la realidad de la época en la que vivimos nos demanda esta nueva forma de trabajar. En definitiva, poner al cliente, al usuario de oficinas, como epicentro alrededor del que gira y se estructura el negocio es fundamental, y para ayudarnos en esto disponemos de tecnologías como la IA (Inteligencia Artificial) el IoT (Internet of Things) que no sólo nos van a permitir tomar decisiones de gestión automatizadas o conocer mejor a nuestros cliente, sino que además nos van a revelar comportamientos y tendencias del uso de los espacios que nos facilitarán el abaratamiento de costes y hasta encontrar nuevas oportunidades de negocio paralelas y complementarias al puro arrendamiento. Son cambios rompedores en nuestro país, pero necesarios si queremos tener un mercado competitivo y consolidado.

Mirando hacia el futuro deberíamos estar muy atentos a evoluciones sociales y cambios de tendencia para adaptar nuestro producto al nuevo tipo de demanda. En definitiva saber en todo momento qué es lo que necesita nuestro cliente y dárselo. Por ejemplo, actualmente hay una tendencia que ya se está dando en Palo Alto, California, consistente en que profesionales autónomos trabajan para diversas empresas, en diferentes proyectos a la vez. Esto supone que las empresas tecnológicas no tienen una plantilla fija sino flotante. Algunos propietarios de la Bahía de San Francisco son conscientes de este cambio de paradigma y ofrecen espacios y contratos flexibles a sus clientes para que puedan crecer y acometer sus proyectos sin miedo a un impacto inmobiliario negativo.  ¿Se consolidará esta tendencia en el resto del mundo como ya sucede con la cultura del “hot desk”?. ¿Podrán provocar tecnologías como el Block Chain que implica el uso de contratos inteligentes y  criptomonedas u otras docenas de tecnologías, un terremoto al que lleguemos tarde y mal?

Deberíamos dejar de ser reactivos y comenzar a analizar nuestro entorno y nuestra realidad  para identificar y anticipar los cambios antes de que estos se produzcan definitivamente y nos cojan por sorpresa. Dejemos de temer los cambios y aprendamos a explotarlos.