Miryam Salvador 

Architects & ID Channel Manager

Schneider Electric España

En los últimos diez años, la forma de trabajar de las empresas se ha transformado radicalmente y se ha hablado mucho de cómo estos cambios afectarán a los espacios de trabajo y del papel tan relevante que tendrá la digitalización. El problema de estos debates es que, a menudo, el tiempo verbal empleado es el futuro, obviando que la transformación ya está ocurriendo y que su velocidad irá creciendo a un ritmo exponencial. Prueba de ello son las previsiones de gasto global en edificios inteligentes que destaca el estudio sobre edificios inteligentes y el futuro del trabajo de Schneider Electric y Unwork: si en 2015 éste fue de 5.816 millones de euros, se espera que en 2019 – solo cuatro años después – se triplique llegando a los 14.460 millones de euros.

En los últimos diez años, la forma de trabajar de las empresas se ha transformado radicalmente y se ha hablado mucho de cómo estos cambios afectarán a los espacios de trabajo y del papel tan relevante que tendrá la digitalización. El problema de estos debates es que, a menudo, el tiempo verbal empleado es el futuro, obviando que la transformación ya está ocurriendo y que su velocidad irá creciendo a un ritmo exponencial. Prueba de ello son las previsiones de gasto global en edificios inteligentes que destaca el estudio sobre edificios inteligentes y el futuro del trabajo de Schneider Electric y Unwork: si en 2015 éste fue de 5.816 millones de euros, se espera que en 2019 – solo cuatro años después – se triplique llegando a los 14.460 millones de euros.

También hay que tener en cuenta que los ocupantes de un edificio inteligente, una vez que experimentan los servicios disponibles, esperarán disfrutarlos también en otros edificios, desencadenando un efecto dominó que conducirá a la aceleración de su implantación. Las empresas son muy conscientes de todo ello y están tomando cartas en el asunto. Cada vez entienden mejor el gran impacto que tiene el espacio de trabajo sobre el bienestar físico y mental de sus trabajadores y, por ende, sobre su productividad. También se dan cuenta de la gran capacidad de atracción y retención de talento que tienen los edificios inteligentes, en una época en la que la competencia en ese sentido es feroz.

La digitalización de los puestos de trabajo ha dejado de ser una opción o un futurible. Hoy en día, en las oficinas se están instalando sensores que recogen datos sobre una gran cantidad de parámetros y que permiten a los gestores del edificio no solo conocer el rendimiento del mismo, sino predecir con exactitud el futuro. Un edificio como The Edge en Ámsterdam – con 28.000 sensores instalados -, permite a sus ocupantes encontrar espacios de trabajo, localizar a sus compañeros, reservar salas de reunión, pedir comida, comprobar si hay plazas de garaje disponibles o programar sesiones en el gimnasio del edificio. Y todo a través de una aplicación y gracias a los datos gestionados por su iBMS.

Otro ejemplo es la Torre Majunga en la que, mediante una App, los usuarios pueden controlar la luz, la temperatura y las persianas. Sus ajustes de preferencias, además, acompañan a cada usuario a lo largo de todo el edificio a medida que se va desplazando.

Las innovaciones alrededor de la tecnología y la mejora del bienestar del empleado que van saliendo al mercado son muchas: sensores que ayudan a prevenir dolores de espalda, cuello y músculos – una de las principales causas de absentismo laboral -; o que permiten detectar y medir los niveles de CO2, para que los iBMS puedan ajustar los sistemas HVAC y mejorar la calidad del aire interno; o incluso dispositivos que promueven la actividad física de los empleados.

Monitorizando la calidad del entorno de trabajo y la actividad de quienes lo utilizan, las empresas pueden entender mejor de qué manera su espacio de trabajo ayuda o perjudica la salud de sus empleados. Así pues, los sistemas de edificios y sensores inteligentes que capturan datos y optimizan el entorno, les permiten ganar en productividad gracias a la mejora del bienestar de los empleados.

Teniendo todo esto en cuenta, es natural pensar que, si los constructores, propietarios y gestores de edificios quieren obtener el máximo valor de sus espacios de oficinas, deben dejar de postergar lo inevitable y apostar ya por la digitalización de sus edificios.