LAS CLAVES:
– El inquilino aspira a pasar de cliente a “partner”, un paso de gigante.
– Los propietarios están más en satisfacer a las personas que las estrategias corporativas de los ocupantes.
– El retorno del “Smart” está en la productividad y la eficiencia espacial.
– Los edificios deben estar preparados para incorporar los futuros avances tecnológicos para evitar su obsolescencia.
Mesa Redonda AEO: Smart 360º
Madrid, 16 de febrero de 2018
Casi un centenar de profesionales del sector inmobiliario de oficinas asistieron el pasado 16 de febrero en la Mesa Redonda organizada por la AEO en torno a los edificios inteligentes. El encuentro deparó un interesantísimo debate cruzado entre la visión y la realidad de propietarios, usuarios, arquitectura y aspectos técnicos y tecnológicos que confluyen en este activo inmobiliario.
La Mesa, moderada por Tomás Higuero, CEO de Aire Limpio, contó con Esther Escapa, Local Head of Transactions & Development de AXA Reim, Juan Gallostra, Presidente de JG Ingenieros, Manuel Martín Espada, Socio Responsable de Mercados de PWC y Tristán López Chicheri, Vicepresidente de L35.
Juan Gallostra abrió el debate exponiendo las bases de lo que se entiende por “Smart building”, su diferencia con el “inteligente” y cuáles son sus elementos (big data, IoT, infraestructuras, soporte digital y ciberseguridad), así como la necesidad de integrarlos para alcanzar el concepto “Smart”. También estableció en un 5% del total de un edificio, el coste orientativo de este proceso y la necesidad de hacer una correcta definición inicial y su posterior desarrollo por fases.
Continuó Manuel Martín, como representante de la visión e intereses de los grandes usuarios de oficinas y apuntó que “en oficinas lo que busca el usuario es pagar un fee al mes y olvidarse de todo: ascensores, del frío o el calor interior, de la firma de contratos de optimización de suministros, etc”. Lo Smart , dijo, “es cuando se puede parametrizar el edificio a mis necesidades” y en este aspecto, todavía hay mucho camino que recorrer. “El usuario aspira a que la propiedad pase a considerar al inquilino como un partner, es decir, que sea capaz de adelantarse a nuestras necesidades”.
Por su parte, Esther Escapa comentó cómo la tecnología afecta a todas las partes involucradas en el producto (edificio) y la forma en que se usa con objeto de responder mejor a las necesidades de todas ellas. “Esto no es optativo, es un aspecto transversal del diseño y la gestión que debe estar integrado en una estrategia previamente determinada”. Hizo hincapié en las nuevas tendencias de diseño de espacios interiores, su vinculación con los aspectos sociales, de salud, cultura y servicios para los ocupantes, y cómo todo ello está ya interconectado a través de la tecnología. Así, Escapa cree que “el sector está apostando actualmente más por entender las necesidades de las personas a las que quieren retener las empresas inquilinas, que por alinearse con sus estrategias corporativas”.
Tristán López Chicheri, aportó la visión del arquitecto y subrayó como la aparición e integración de los elementos del Smart building va a llevar un proceso de aplicación parecido al del acero, el vidrio y los ascensores en la primera época de los edificios de oficinas, y siempre apalancado en que el inversor y el usuario vean el retorno que les genera. Por otro lado, dio gran importancia a la incorporación de los nuevos materiales en el diseño de los edificios de manera acorde con las nuevas formas de trabajo. Por último, puso sobre la mesa la diferencia que existe a la hora de diseñar un edificio de oficinas para una empresa concreta o que se trate de un espacio para multiinquilinos.
Manuel Martín Espada, Socio Responsable de Mercados de PWC, representó la visión e intereses de los grandes usuarios de oficinas y apuntó que “en oficinas lo que busca el usuario es pagar un fee al mes y olvidarse de ascensores, del frío o el calor interior, de la firma de contratos de optimización de suministros, etc”. Lo Smart es “cuando se puede parametrizar el edificio a mis necesidades” y en este aspecto, todavía hay mucho camino que recorrer.